lunes, 22 de septiembre de 2008

"El tío Sata o lo real maravilloso"

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He leído desconcertado el último artículo de Pepi Patrón el domingo en La República: leerlo completo, y después comentamos:

"No es rara la sensación de que en países como el Perú casi todo es posible. No en vano por estos lares surgió en la literatura el realismo mágico. En el Perú siempre suceden cosas que ameritan asombro y meditación. Pero hoy día quiero hablar de personas; en realidad de una persona. Se trata del tío Saturno o tío Sata, como lo conocemos en casa...

... Me permito compartir hoy esta experiencia tan personal, porque creo que es una historia común en muchos hogares peruanos. Su vida, y espero que aún dure largo tiempo, es una lección de vida. Las nuestras han sido mejores porque lo tuvimos a él. Sin embargo, hoy está luchando contra una extraña enfermedad. Ha sido feliz, ciertamente; pero ahora que pienso en su presencia y en su ausencia me queda la duda de si realmente tuvo la posibilidad de elegir el tipo de vida que quería vivir y de optar por las capacidades que hubiera querido desarrollar. Eso que se llama libertad. Y es una duda que duele, aunque los protagonistas de la historia sean otros".

Ver:

http://www.larepublica.com.pe/content/view/244577/

Pues yo no sé qué piensen ustedes, pero a mí me parece que Patrón describe una situación de pongaje, simple y llanamente. Me conmueve que lo haga público y que comparta con sus lectores algo tan personal, cómo en su familia había prácticas propias de una "sociedad estamental, clasista y racista", "fruto del egoísmo", "historias que no deben repetirse", "nadie debería ser un hijo y sentirse realmente un siervo al mismo tiempo". Lo que no me parece bien es que al final se pregunte "... me queda la duda de si realmente tuvo la posibilidad de elegir el tipo de vida que quería vivir y de optar por las capacidades que hubiera querido desarrollar"; y que enmarque su reflexión invocando a lo "real maravilloso".

Considero que este es un tema en el que uno debe ser meridianamente claro: el pongaje es una forma de semiesclavitud, una práctica aborrecible, abominable, nada "real maravillosa". Como dice Alberto Flores, refiriéndose a la Lima de mediados del siglo XIX,

"El servicio doméstico parece ser una prolongación del pongaje (del servicio personal) que los campesinos realizaban en la casa hacienda... Los sirvientes eran incorporados, aunque en un plano inferior y claramente diferenciado, a la vida doméstica y en ocasiones hasta a la propia familia. Este aparente paternalismo permitía disponer de trabajo gratuito o justificaba el recurso a castigos físicos... El “cholito” era un forastero, en una ciudad cada día más grande; sujeto a lazos de dependencia rígidos, obligado a servir en todo momento, a estar dispuesto a cumplir con los requerimientos, demandas y exigencias de sus patrones. El poder total a escala doméstica. De una sumisión semejante sólo se podía salir recurriendo a la fuga... [subrayado mío]

"Ver "República sin ciudadanos", de Alberto Flores, en Buscando un Inca (1985). http://www.constructoresperu.org/html/modulo_introductorio/mod_intro_PDF/Republica_sin_ciudadanosFLORES_GALINDO.pdf

Sobre el pongaje y la servidumbre doméstica ver también: El trabajo infantil en el Perú. Apuntes de interpretación histórica, de Ricardo Portocarrero: http://www.ifejants.org/new/docs/publicaciones/El_trabajo_infantil_en_el_Peru_apuntes_de_interpretacion_historica.pdf

Y aquello de que "tuvieron felizmente el buen tino de pagarle un seguro social y una jubilación. Su vejez ha transcurrido en casa, rodeado de su familia"... y aquello de que "ha sido feliz, ciertamente...", está muy bien, pero no debería dar pie a una lectura condescendiente de lo que es una situación inaceptable, que debería sin atenuantes señalarse como tal. Esto me recuerda al análisis que hace Maruja Barrig cuando comenta la situación de muchas feministas respecto al trabajo doméstico en el Perú:

"... el perfil “indianizado" de las domésticas habría cambiado aunque el servicio se mantenga, con las “cholas". Con estas sirvientas de nuevo tipo, por calificarlas de alguna manera, las feministas han intentado ensayar fórmulas que acorten las distancias sociales, principalmente en sus marcadores más flagrantes, y que concilien sus compromisos con la igualdad para todas las mujeres: profesionalizar el trabajo doméstico, y apoyar los primeros –y frustrados– intentos de sindicalización, regresando no obstante a un punto de partida originario que podría resumirse en la frase: “¡Nosotras las tratamos bien!"

Ver Barrig, Maruja: "Y cómo evitar la culpa: los arreglos familiares" (capítulo 4). En: El mundo al revés: imágenes de la mujer indígena. CLACSO, 2001. El texto completo está acá:

http://sala.clacso.org.ar/gsdl/cgi-bin/library?e=d-000-00---0becas--00-0-0--0prompt-10---4------0-1l--1-es-Zz-1---20-about---00031-001-0-0utfZz-8-00&cl=CL4&d=HASH0194034ece357e538a72f905.2.2&gt=1

Me pareció necesario decir esto porque las ideas del artículo vienen de una valiosa líder de opinión como Patrón. Me quedo con la transparencia y honestidad de su artículo, que llama la atención sobre un tema familiar y personal delicado. Sin embargo, considero que la moraleja de esa transparencia y honestidad debería ser una condena clara a una práctica abominable. Es algo demasiado importante como para no ser explícito y sin ambigüedades. No me parece bien dar pie a una lectura romantizada y "real maravillosa" de lo que es una forma de semiesclavitud. Este es un tema importante de debate público porque, nuevamente, citando a Flores,

"... la servidumbre doméstica era una antigua institución urbana, tan vieja como la ciudad. Cuando se piensa en la herencia colonial, convendría reparar en que logró reproducirse a través de mecanismos como éste" (ibid).

Más sobre el tema de la discriminación y el racismo, en el artículo de Rómulo Acurio en la columna de hoy de Mirko Lauer en La República:

http://www.larepublica.com.pe/content/view/245348/559/

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Martín,
Me parece importante el debate que abres con tu lectura del texto de Pepi Patrón. Aunque coincido contigo en la presencia de un sesgo que romantiza la historia (la referencia a lo "real maravilloso" es infeliz, aunque hay luego un “pero” que cambia el registro, y el asunto podría discutirse), creo que deberíamos atender a las contradicciones que se despliegan en el artículo. Fundamentalmente, me refiero a la tensión entre el afecto y las –para usar un término criticable pero de fácil intelección– estructuras sociales. Creo que un punto valioso del artículo de Patrón es precisamente señalar cómo la historia está inscrita en las relaciones más íntimas; de qué manera prácticas como el pongaje no son únicamente instituciones externas, identificables con predicados racionales –con conductas describibles o con indicadores especialmente diseñados–, sino también estructuras que se reciben como herencia y que reproducimos muchas veces sin ser concientes, cotidianamente. Las contradicciones (esto pero también lo otro; lo que significa ni uno ni lo otro válidos por separado) exponen esa difícil relación entre individuo y sociedad; y entre –para usar los términos de un imprescindible sociólogo que intervino en la discusión sobre racismo– “fuero interno” y relaciones sociales. El análisis de Nugent sobre el gamonalismo es una manera de continuar el debate.

Creo que no llegaríamos a plantear bien el problema si no valoramos el lugar de la afectividad en el tema del racismo. De allí que me parezca valioso el aporte de Bruce: hay espacios sociales en que el racismo parece preservar su reinado, lugares en los que es difícil atacarlo porque se oculta y se muestra en las relaciones más íntimas o privadas. Porque un presupuesto de Bruce, que en realidad es del psicoanálisis, es que el inconsciente es en realidad un espacio social. O, como diría Marx, sólo en lo social el ser humano puede individualizarse (algo en lo que por supuesto coincide Freud). Alguien que captó como ninguno ese conflictivo cruce entre el afecto y las estructuras sociales es Arguedas; y, recogiendo una apreciación de Alberto Flores Galindo, creo que hay que volver a él con urgencia, con la distancia del tiempo que señala cambios pero a la vez dando atención al hecho de que algunas cosas no se transforman tan fácilmente como otras.

Anónimo dijo...

Saliste medio "jorobado" en este post...que paja!

Carlos Melendez

Luis Enrique Aguirre dijo...

Hola Martín:

Muy interesante post. Pero me da la impresión que Pepi Patrón no es nada ambigua con la situación que vivió -y en la que ella no tuvo mayor decisión porque no había nacido. Habla que la del Sr. Saturno Costa es el tipo de historia que no debe repetirse. Habla de "servidumbre" en relación a "siervo", palabra bastante fuerte e incontrovertible. Así que, desde mi punto de vista, por ese lado, su testimonio no solo es personalmente honesto, sino intelectualmente también.

La ambigüedad quizás esté -bueno, no quizás, está en el propio texto- en los afectos, de la familia hacia el Sr. Costa y vice-versa. Habiendo sido "adoptado" desde niño Costa no recibió una educación hogareña que le subrayara su libertad y su igualdad. Y si a esa receta le sumamos el "cariño familiar" las relaciones de trabajo se transforman en una suerte de gran chantaje sentimental. Lo que eso puede hacer en la cabeza de un niño es devastador.

Hay personas que pueden rebelarse frente a esos patrones mentales, pero hay otras que simplemente prefieren no hacerlo. Y es en ese sentido que la Patrón se pregunta si finalmente Costa tuvo o no ese poder de decisión. Su dolor le hace intuir que muy probablemente no, aunque políticamente Costa pensara muy distinto de la familia.

Lo que no comprendo bien -por mi poca versación sobre el tema, no porque esté en desacuerdo- es si la categoría "pongaje" sea aplicable. Hablas de semiesclavitud, pero no veo cómo podría existir tal situación cuando Costa gozaba de una libertad formal (que es lo que justamente Patrón se problematiza). Lo que quizás interpretes como "trabajo gratuito" para Costa podrían haber sido -intuyo- sencillas formas de armar lazos de afecto en un ambiente cerrado que lo tenía como un diferente (enseñar cómo jugar con un gato, por ejemplo). Justamente el que los límites no estuvieran claros (¿cuál es la familia?, ¿cuál el trabajo?) hace del caso de Costa un reino de ambigüedades.

En lo que sí estoy muy de acuerdo es en usar lo "real maravilloso" para explicarlo. Es como si se apelara a una "mano invisible", a una determinación casi climática. Absurdo.

Finalmente, este caso me hace recordar el de la novela "Los restos del día" o "Lo que queda del día" de Ishiguro que quizás hayas leído. El mayordomo inglés -Mr. Stevens- no solo era un profesional del servicio doméstico, sino alguien que subsumió toda su existencia a vivir bajo las órdenes de una persona, incluso compartiendo -o perdonando- sus propias convicciones políticas. Su trabajo le daba tal sentido a su vida que se negó incluso a tener una pareja. Ni el amor pudo desbaratar ese fuerte lazo que se había armado desde una generación atrás, pues Mr. Stevens seguía los mismos pasos que su padre. Claro, quizás la gran diferencia sea que el inglés jamás se considero ni por asomo parte de la familia del patrón. Como dirían los psicoanalistas: transferencia cero.

saludos

Luis Enrique Aguirre dijo...

Releo mi comentario y hay un error de redacción:

Cuando menciono lo "real maravilloso" intenté decir que estaba de acuerdo con tu crítica.

saludos

Anónimo dijo...

Algo que me llamo la antencion al llegar a USA es que aqui se condena el racismo, y se mira con verguenza el pasado segregacionista, pero cada domingo cada grupo racial va a la iglesia de su color. Cada uno va a su iglesia en la que predominan personas del mismo color o estrato social. Las ciudades mismas estan autosegregadas, es decir cada raza se concentran en ciertas ciudades.

El racismo siempre va a estar con la humanidad. Hay ciertos mecanismos subconcientes en los individuos que los orientan a asociarse con personas del mismo color y a elegir el mismo biotipo al emparejarse y reproducirse.

No hay nada que la educacion pueda hacer, que pueda reeducar los instintos desarrollados en siglos de superviviencia. Un componente de la cohesion familiar (indispensable para la supervivencia) es que los padres se "miren" en los hijos y viceversa. El hijo lleva el color de pelo del padre, la forma de la nariz, el color de piel, etc. todo eso esta registrado en el subconciente y refuerzan los lazos familiares.

Hay personas que no tienen esta necesidad de emparejarse con alguien del mismo biotipo, pero si vamos a la conducta de la mayoria no es asi.

Las inclinaciones y preferencias al momento de emparejarse son ambitos en que el estado no puede intervenir. No mas podemos aspirar a que las normas juridicas, laborales, culturales, no esten dominadas por este innato apartheid. Lo que se aspira es modificar esos instintos formados en siglos en que las razas se formaron en zonas geograficas aisladas entre si.

Anónimo dijo...

Mas bien pienso que Pepi Patron no es consciente de la responsabilidad que le toca en el tema planteado; probablemente sea subconsciente, no la conozco personalmente de modo que no puedo emitir juicios al respecto, solo notar que recurrir a una vision romantica casi podria entenderse como una manera "light" de asumir cierta responsabilidad. Solo espero que el "Tio Sata" en realidad haya tenido un ingreso propio que disfrutar (aunque sea minimo), tambien un seguro medico y pension de jubilacion, no habria justificacion para haberlos omitido

A veces la "emocion social" es algo que no aplicamos en casa

Vale la pena largamente tocar el tema, mas alla del caso de Pepi Patron (me gustaria que sea un ficcionado tratando de plantear el tema)

Saludos

Dario

Nicky dijo...

Martin,

He vivido lo mismo que comento Pepi (con quien, generalmente, discrepo absolutamente).

En mi familia teniamos a mi nochita, una niña que recogio mi bisabuela, crio a mi abuelo, a mi madre y todos sus hermanos y a mi hermano y a mi.

Le teniamos todos, un gran cariño y respeto. Cuando enfermo y finalmente fallecio, todos sentimos una enorme tristeza y un gran vacio.

Evidentemente las consideraciones sociológicas o sicológicas quedan de lado si uno esta "dentro de".

Si fue lo mejor para ella, no lo se. Creo que fue feliz con nosotros. Por cierto, siempre fue libre de decidir que hacer con su vida, pero quizas su radio de acción era muy corto.

Es muy complicado. Como ese caso, se que existen muchos, sobre todo en provincias. Algunos mejores que otros.

Si es una realidad a cambiar, no emito opinión al respecto. No tengo una respuesta clara.

Martín Tanaka dijo...

Gracias a todos por los comentarios. Se trata de un tema delicado, afecta una dimensión muy íntima de las familias, pero como dice Patrón, es de interés público, porque es una situación que involucra a muchos hogares, de distintas clases sociales.

Yo creo que deberíamos, de un lado, entender el origen de la situación de la servidumbre doméstica. El origen está en una situación de orfandad, desprotección total de los niños y niñas "adoptados", "recogidos", "encargados". Esto se traduce después en una serie de abusos y de eliminación de oportunidades de educación y autonomía personal. Al punto que estas personas muchas veces no logran armar familia propia, al margen de la que los "adoptó". En el mejor de los casos, esas personas tienen la suerte de vivir en familias generosas, pero el origen de la situación sigue siendo profundamente injusto.

Vistas las cosas desde una perspectiva actual, creo que la cosa debe verse clara: el trabajo doméstico debe ser un servicio, un trabajo como cualquier otro. Más todavía cuando, debido a su naturaleza, es un trabajo en el cual lo laboral y lo personal y afectivo se mezclan. Da para seguirla más...

Roberto dijo...

Algunos temas tangenciales.

1. En el artículo de Pepi ella habla de que, a pesar de que quiso, Saturno no tenía vida privada. El mundo de la vida de los "cama adentro" es algo que quedó suelto, pero podría entenderse que en el universo de dicha casa, un sector de la familia cuenta con una vida privada y el otro con una vida privatizada (para hacer algún tipo de juego de palabras).

En el universo del servicio doméstico de Remains of the day, al contrario, cada estamento conservaba su espacio privado. Otra muy buena descripción de estamentos, vidas privadas y vidas públicas, en la película Gosford Park, de Altman.

2. Lo otro tiene que ver con la naturalización de ciertas prácticas. Siguiendo el debate sobre el racismo, habría que ver hasta qué punto esta serie de prácticas han desaparecido y hasta qué punto el consenso del servicio doméstico ha cambiado. Pepi Patrón en cierto modo naturaliza con la figura del realismo mágico lo que ocurrió en la casa familiar y, claro, intenta reflexionar sobre ello, lo que implica desnaturalizar las relaciones laborales/afectivas. Quizá estemos hablando de una serie de prácticas en proceso de desaparición. Ojalá.

Saludos

quirumax dijo...

Hola Martin: En las haciendas y fundos del pais hasta antes de la Reforma Agraria esta estampa era común. Y el vasallaje y el abuso de los patrones era brutalmente revestido con una acaramelada actitud paternalista----TE ALCANZO UN PEQUEÑO CUENTO QUE GRAFICA LO QUE OOCURRÍA EN EL CAMPO-------
"Despuntaba el alba tímida, intima y dorada, la floreada caña dulce se mecían por encima de sus dulces tallos. Es época de quema, los hombres retornando por las tardes a la choza de caña y barro; tiznados, oliendo a dulce chancaca, con el sudor negro y pegajoso impregnando la vieja y remendada camisa de tocuyo pobre. Luego el trapiche y el sábado a cobrar. La acequia límpida se ensanchaba en el recodo, las tablas y bateas amontonadas de sabanas y trapos ajenos, congregaban a las doñas que escobilla en mano de lavaza burbujeante, sobaban y restregaban, para ganar el pan del día siguiente, mientras delgaduchos, desnudos y cetrinos púberes saltaban del bordo hacia la parte profunda, chapoteando y gorjeando estridente risa, como solo los niños saben disfrutar. Bajo la sombra cansina, añeja y paternal de los viejos molles, el sol se anunciaba con iridiscentes y diamantinos reflejos sobre las húmedas puntas romas de pezones incipientes, que hacían brillar primaverales sueños, de sueños aun no soñados,…. de pronto,….silencio…Miradas que se cruzan preguntándose en ellas, unas a otras que actitud tomar, las miradas todas regresan allá arriba en donde de pronto apareció el patrón, con un altoblancorubioojoclaro. Don Carlos, con un amplio y ampuloso ademán de pertenencia, señala hacia abajo y hacia arriba también, con el sombrero de toquilla de ala ancha en la mano y presenta al JoséAntonio a todos los que están en el agua, las que lavan, las que se bañan, los que retozan, que inmóviles y en silencio ahora, escuchan, que este es JoséAntonio el nuevo capataz……..y con mañosa y cómplice intención, deja caer lentamente las palabras mirando descaradamente a las ruborizadas chicas: !!y está solterito¡¡ ….……el brazo que cubre con recato los jóvenes pechos de una, es imitado por las demás; para todas un solo brazo, o un medio giro es suficiente, no para la Lupe. No sabe aun, si se sumergió para ayudar a sus brazos ya recogidos, a cubrir sus precoces y generosos senos, y escapar así de la mirada fija y torva, o lo hizo para apagar el sofoco de su rostro……!Oye Pedro!,…!Si Don Carlos, mande Ud.¡¡, corre urgente el peón más viejo que retoza como dueño bajo un sauce. Ven, te presento a Don JoséAntonio, es hijo de Mr. Jhonson, ¿te acuerdas?. Como no me voy a acordar, si yo le enseñe a montar a pelo, cuando recién llegó a la Hacienda, casicasi, de la misma edad que él. Bueno, Pedro, te lo dejo ahí, que alguien te reemplace y enséñale como son las cosas por acá, desde el Lunes comienza. Yo me voy pal pueblo. JoséAntonio te quedas en buenas manos. El disimulado guiño entre patrones, se confundió con una simultánea y paternal palmada de despedida en la espalda del siempre Pedro. ¡Pedro!!!, ¡Pedro!!, ¡Pedro!, aun te alegras cuando “cariñosamente” el patrón te regaña, o te regala sus rotos pantalones, o sus grandes para ti zapatos viejos, y hasta recuerdas con cariño que el patrón te bautizó a 7 de tus 8 hijos, el otrito murió al nacer Y que para Navidad siempre te regala tú panetón y tu champán. Si, siempre se acuerda de ti. Si, es que me estima mucho, por que ya tengo en la hacienda más de 55 años, mi papá me trajo de 11 y desde entonces he trabajado y he sido fiel con él, y antes con don Evaristo, su papacito, que en paz descanse. Mis cinco hijas mayores han trabajado en la casa, con la Sra. MaríaAntonieta. Doña Antuca siempre lloraba cuando ellas, una a una, se le iban para casarse. De las cinco ha sido su madrina. Acá en la capilla de la hacienda se casaron todas. Y todas siguen viviendo acá. Sus maridos son peones de acá también.
Don Pedro sin pérdida de tiempo, ya comprometió para el sábado la visita a su humilde casa a don JoséAntonio. La promesa estaba hecha: pavo, cabrito, pichones, gallina, pato, etc.; tal cual, le había servido a su ilustre padre, Mr.Johnson. Invitación de por medio, no importa cuanto acreciente esto su propia pobreza, pues prestará o empeñará lo que sea, para que el invitado quede satisfecho. Como también a su turno lo hizo con cuanto capataz o patrón “blanco” llegó a la hacienda. Es una especie de ofrenda o sacrificio pagano. Los animales ofrecidos llegaran a la mesa regados de “finos” licores, fiados con seguridad. ¿Y la doncella en sacrificio? La núbil Lupe, que envuelta en sedosos fustanes de brillantes celestes y rosados es presentada con honores al personaje; cándidamente entregada y entre sonrojos juveniles desatendidos, obligada a bailar la primera pieza, o sea el Danubio Azul con el “invitado principal”, mientras padres y compadres con beneplácito, sonrisa en boca, aplauso en mano, y palmada en hombro, ignorarán también sinquererqueriendo la fugaz ausencia, de la ya nunca mas núbil Lupe. La tarde se fue, el licor se agotó, la música cesó, los compadres se fueron, huesos medio roídos disputados por los perros bajo la mesa, el rumor de las hojas de las ramas que se frotan y entrecruzan, amodorradas por el suave viento de la tardecasinoche o la nochecasitarde……….. El peso del día y el licor sentaron a la mesa, al ya mediocansado y solitario Pedro. Cabizbajo, babeante y balbuceante, y entre lo que dice que ni el mismo se entiende, se explica así mismo el gran honor de haber recibido en su humilde casa a “tan grande personaje” y de haberlo atendido como se merecía pues. Mientras tanto, el altorubioblancoojoclaro, se aleja satisfecho y sonriente, en la pick-up, rebotando envuelto en polvo por el camino rural, preguntándose si habrá preñado a la dulce cholita, que riquita y durita, estaba medioseguro, medioorgulloso también, de que la había desvirgado. No recordaba de tetas, muslos y de nalgas más turgentes, cobrizas y ásperas, que las de esta Lupita. La dureza del campo, el diario trajín de las que no tienen quien haga las cosas por ellas, endurece los músculos y reseca la piel. Aunque ausente en la supina entrega, se quejó y retorció la Lupe al primer dolor, el pudor campestre y primitivo encendió sus mejillas del rubor de geranios. El ceremonioso, inútil y débil rechazo, aunado al gutural y casi quejido desgarro, ábrale parecido pasión al JoséAntonio. Se dibujó en ella sin proponérselo un rictus que pareció una tímida sonrisa de aceptación o complacencia. Es que no tiene experiencia pues. Todo ello, combustible enervante para el rubioblanco. Asumió entonces ya, su papel de ofrenda propiciatoria para agradar a los espíritus divinos del nuevo capataz, y que los nuevos vientos sean favorables a sus padres y hermanos. Bueno, mis hermanas también ayudaron a papá. Don Carlos, sus hijos, y Mr. Jhonson se encargaron de ellas oportunamente. ¿Y el Pedro? Siempre feliz. Saliendo de misa, con su dominguero zapato grande y su zurcido pantalón. ¡Es que lo estiman pues!! "------

Anónimo dijo...

hummmm, pero esas frases dentro del contexto:
"Haber vivido la experiencia de contar en la vida con un tío Sata... es fruto del egoísmo de una cierta mentalidad, de una sociedad, de una cultura. Es un privilegio haberlo disfrutado, pero creo que son de esas historias que no deben repetirse."
se leen distinto.
la "felicidad del esclavo" --y del patron-- es el tema central de pepi --que ironia el apellido! la felicidad del esclavo esta en no conocer/creer que otro mundo es posible, tema clasico de los filosofos.

creo que fallo en el remate, y entonces entiendo tu indignacion. pero mas que analisis o opinion, ella queria ofrecer su piel --me parece. el real-maravilloso es el mundo de la desigualdad latinoamericana, y el relato fiel puede ser otra forma de exorcismo y busqueda del cambio. (por eso aprecio a chabuca granda). no tengo dudas de donde esta su corazon.
saludos!